Hola a todos. Aquí mini-wini al aparato. He oído decir a mi madre que esto del blog le sirve para desahogarse y si alguien lo necesita en estos momentos ése soy yo, así que le he robado el ordenador para contaros mis penas. Estoy desolado. Tengo síndrome pos-vacacional. Sí, como lo leéis. He estado una semana en el Caribe. O eso creo. Mi escasa experiencia vital (esta semana cumpliré 3 meses) no me permite asegurarlo al 100% pero estoy casi convencido por los siguientes motivos:
– Me he pasado todo el día medio en pelotas. Ni polainas, ni faldones, ni jerséis… Como un rey, sólo con el pañal y una camisetilla que no tenía ni botones.
– No he salido del hotel para nada, es más, casi no he salido de la habitación salvo por un par de vueltas que me dio una señora muy maja vestida de amarillo. Eso sí, tumbadito en mi súper-cuna molona con ruedas y paredes de cristal, para que pudiera apreciar las vistas.
– He venido con medio kilo más, que dicho así, os parecerá una nimiedad pero si tenemos en cuenta que peso 5, pues significa el 10% de mi masa corporal.
– Y el dato definitivo… Llevaba una pulserita en la muñeca que indica claramente que estaba en un “Todo incluido”.
Lo mejor de todo es que a estas vacaciones sólo hemos ido Trimadre y yo. He disfrutado de la barra libre a tutiplén. Mañana, tarde y noche sin interrupciones. No como en casa, que cada vez que estoy comiendo me hace la “maniobra del meñique”, para que suelte la teti y se pueda ir a freir las croquetas o a poner paz entre las dos mini-personas que viven bajo mi mismo techo. Cualquier excusa es buena para dejarme a medias. Pues en el hotel nada de nada oye… Qué paz y qué tranquilidad. Encima Tripadre venía de vez en cuando, igual que mis abuelas, y me tenían todo el rato en bracitos sin decir ni mú. También venía a verme mucha gente con batas blancas y pijamas azules, que me decían cosas bonitas y me hacían carantoñas.
En cambio, a las otras dos mini-personas no las he visto el pelo. Eso ha sido lo mejor de todo. No me entendáis mal. No digo yo que no me aprecien, y que detrás de ese trato brusco y a veces hostil, haya amor. Pero uno acaba agotado entre tanta tensión. Sobre todo con la rubia. Porque, seamos serios, una niña de 3 años no puede ser la encargada de la higiene personal de un bebé. Cada vez que me peina temo por mi vida. Más concretamente por la de mis ojos. Eso por no hablar del look que me deja. Que es verdad que no salgo mucho pero me gusta estar presentable. También le priva el tema de cambiarme de ropa. Si los botones van para adelante puedo soportarlo, pero si van para atrás me paso 20 minutos chupando la felpa de la toalla hasta que atina. Y encima por mucho que berreo mi madre ni caso, no vaya a ser que la niña tenga celos. Otra cosa que le encanta es descolgarse sobre mi mini-cuna cuando estoy plácidamente dormido. Me pega unos sustos que me mata. Es como ver a La Novia de Chucky. Recordemos que tengo un corazón del tamaño de una aceituna así que el tema es serio.
Por otro lado tengo que reconocer que el hecho de que no me quite ojo me ha salvado la vida en varias ocasiones. Cuando mi madre me deposita en la hamaca y me abandona a mi suerte mientras se pone a hacer sus cosas, a veces echo la pota. Bueeeeno, muchas veces… No es ningún secreto que me pongo hasta la bandera. Así que es la rubia la encargada de avisarla a grito “pelao”: “¡Mamiiiiii!,mini-wini ha gomitao baba de lecheeee!» Hasta ahí vamos bien. Pero si mi madre tarda más de 3 nanosegundos en acudir a mi rescate, es ella la que limpia el desaguisado. Me diréis desagradecido, pero es que no distingue un babero, del borrador de la Vileda o el vestido de la Barbie. Todo le va bien para restregármelo por la cara.
Luego está El Mayor. Normalmente pasa de mí pero también sufre ataques de amor repentino. Se empeña en cogerme y no lo hace tan mal. El problema es que es de atención disipada así que si pasa una mosca volando o aparece La Novia de Chucky con uno de sus gormitis en la mano, a mí que me zurzan. Más de una vez me han tenido que coger al vuelo porque el niño se ha olvidado de que no soy capaz de sostener mi cabeza yo solito. No pidamos peras al olmo.
En fin, que ya estoy aquí de nuevo. Enfrentándome a mi día a día con valentía, aunque desde que he llegado no me dan tregua. Menos mal que hoy se han ido a donde quieran que van de lunes a viernes para que yo pueda relajarme un poco. Agotadito me tienen.
Bueno, me despido que me van a pillar tecleando y va a quedar un poco raro. Ya estoy un poco más relajado. Aunque algo me dice que volveré.
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Mini-wini, no olvides un regalito para mamá, ya sabes una sonrisilla después de esa toma nocturna.
Pero pequeñita no vayamos a espabilarnos!! 😉
Again, un 10. Un beso a todos
Jajaja, me encanta!!!!
Viva mini-wini y la santa que lo «parió» Anita, eres la mejor!!
Jajaja, viva!!! Un besazo guapa
Me muero de la risa con la trifamily. Enhorabuena!!
Anita no dejas de sorprenderme, me encanta!!
me ha gustado muchisimo!!!!
Me alegro Ani!! Muchos besos
¡¡¡Me parto!!! Buenísimo.
Qué divertido!!! Me ha encantado. Mini-wini ya está bien, por este año, del Caribe. Besos
Sí… Algo me dice que a mi madre no le ha gustado tanto… Besos!
jajajaja eres buenísima!!
Gracias!! Por aquí te espero!
No hay nada tan práctico como un borrador de Vileda a mano, jajaja!… La Rubia te ha salido emprendedora! Dado que si su madre es «La P… Jefa» las cosas nos quedan ahora más claras 😉
Que gracioso anita!! A gonzi y a mi nos han gustado todos los posts pero este en especial aunque seguro que tu no disfrutastes tanto como el mini-wini de la estancia hospitalaria. Un beso
Me alegro q os guste! Si, el de mini-wini fue un exitazo, al final le tendré q dejar el blog a él… 😉
¡Espero que fuera de verdad el caribe con un todoincluído y que miniwini estuviera genial! Me encantan sus post, y lo divertido que tiene que ser ver el mundo con tanto jaleo y tantos hermanos, como me he reido con la maniobre del meñique para ir a freir croquetas! jajajajajaja
Muchas gracias!! Me alegro que hayas pasado un buen rato, y es verdad que no nos aburrimos nada 😉